jueves, 15 de agosto de 2013

Evitar...

Evitar hablar para no darse cuenta que uno no tiene nada importante que decir.  Tratar de no involucrase en algo que después se va a volver finito. Evitar apoyarse en un bastón que luego se va a volver cenizas, o polvo, o víbora. No subir para no tener que bajar. Cuando el viento sopla, no absorber su fuerza como un revitalizador, ni pararse a resguardo para evitarlo. Evitar el sol y evitar la lluvia y evitar la luna y las estrellas. Evitar la luz y la oscuridad por temor. No ver películas para no desencantarse con un final ordinario. Desterrar el fanatismo por temor a los cambios. No cortarse el pelo para no cambiar y no dejárselo largo por lo mismo. Evitar la compañía de amigos para evitar las traiciones y evitar la compañía de los extraños solo por cautela. No abrir el paquete del regalo para no darse cuenta de que el que te lo hizo solo quería sacarse una necesidad sin tratar de compartir algo con cariño. Evitar tener mascotas ya que se van a morir pronto. No tomar alcohol, para evitar estupidizarse, pero también evitar pensar para no tener que darse cuenta de que uno vive evitando. No correr, no caminar, no andar, solo para evitar caer.  Mirar la calle sin cruzar por miedo a esa posibilidad de no poder pasar. Evitar quedarse parado al costado del camino, solo por el que dirán. No cantar porque la voz de uno es muy grave, o muy aguda, o muy alegre, o muy triste. No luchar, ni rendirse, ni perder, ni ganar. Evitar el abrigo en las mañanas de frio por no estar incomodo, evitar las remeras y los pantalones cortos en verano para no ser el más desenfadado de todos. Evitar declarar, evitar votar, no dar opinión ni enterarse de otros pensamientos para no tener que elegir otras teorías. No escribir, ya que las palabras no pueden expresar un sentimiento, solo lograr hacer llegar otro en muy contadas ocasiones. No respirar, no resoplar, no toser ni estornudar. Evitar tomar agua. Evitar comer picante, evitar el aceite y evitar las verduras. Desestimar los pájaros y los árboles, las madrugadas y los atardeceres. Nunca suspirar por dolor o cansancio, o por amor. No tratar de estar en el primer piso para no dejar de estar en el segundo, o el tercero. Tomar aire solo si eso nos evita dejar de existir. Evitar amar para no sufrir. Evitar vivir para no morir.

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